Múltiples estudios se han llevado a cabo en el mundo para contextualizar e intentar medir el impacto que tiene el agotamiento emocional en el personal de la salud. Shanafelt et al, en su artículo: “Intervenciones para reducir las consecuencias de estrés en médicos”, afirma que aparece por las exigencias vividas a diario, los médicos son los que se han visto más propensos porque no le ponen cuidado a sus necesidades de bienestar y no están dispuestos a pedir ayuda.
Otro estudio de Wallace et,al. citado por el Ministerio de Salud, afirmó que en la población analizada se encontró que del 25% de los médicos con depresión, solo el 2% pidió ayuda o asistencia. Además, haciendo enfoque en los profesionales de urgencias, se encontró lo siguiente:
Los médicos o especialistas de urgencias tienen niveles de agotamiento superiores al 60% comparándolos con los médicos generales que tienen el 38%.
Los profesionales que están iniciando su vida laboral o que se encuentran entre los 30 a 50 años presentan niveles de agotamiento emocional superiores al 14%.
El personal que trabaja en horas de la noche y las mujeres en general del sector salud también presentan niveles de agotamiento que sobrepasa el 14%.
Se define como un estado que se origina por sobrecarga de esfuerzo psíquico. De acuerdo con la clínica Galatea, en su artículo: “Agotamiento emocional de los profesionales de la salud”, esta afectación no solo se puede centrar en excesos laborales sino por cargas derivadas de asumir conflictos, responsabilidades o estímulos adversos de tipo cognitivo.
Con el paso y avance de este estado emocional, el colaborador en salud empieza a decaer de forma paulatina hasta que se desploma, causando una situación de parálisis, depresión profunda, síntomas somáticos y sentimientos de indefensión que dificultan su recuperación a corto plazo.
Según el artículo: “Síndrome de agotamiento emocional en el personal del Centro de Salud B IESS Tulcán”, publicado por la revista médica Ocronos, el agotamiento emocional es una dimensión del síndrome de Burnout que puede estar clasificado como de nivel bajo, medio o alto según los síntomas presentados. Así mismo, se ha logrado identificar su progreso en tres fases:
En esta fase el personal de la salud inicia con alta expectativa y un sentimiento de entusiasmo, aún sus capacidades están fortalecidas pero empieza a detectar circunstancias que pueden afectar su entorno emocional.
Con el paso del tiempo, el profesional en salud empieza a vivir una etapa de estancamiento, siente sobrecargas que afectan su rendimiento, sus relaciones interpersonales y su estado emocional.
En esta parte final aparece la frustración, el colaborador de la salud se siente absorbido por las dificultades o aspectos negativos, haciendo que se cuestione sobre su importancia y la utilidad de su trabajo.
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El agotamiento emocional es un desequilibrio entre lo que da/ofrece y recibe. El principal factor acontece cuando la persona afectada no pone límites a su esfuerzo y entrega en el ámbito laboral, personal, profesional o emocional. Esta condición, principalmente, se da en aquellos contextos de altas exigencias, vulnerabilidades y responsabilidades de gran nivel.
En estos casos, el colaborador olvida su verdadero alcance y se sobrecarga para cumplir, terminando totalmente agotado y sin tiempo para sí mismo. De igual forma, la persona siente que su trabajo no es reconocido, no recibe afecto ni la consideración que cree merecer por su labor desempeñada.
De acuerdo con el Ministerio de Salud, algunos estudios enfocados en enfermería han relacionado el agotamiento emocional con los siguientes factores:
Sobrecarga de trabajo
Presión por el tiempo
Falta de apoyo por líderes o jefes en el trabajo
Falta de sueño o tiempo para descansar
Ambigüedad y conflicto en las funciones
Escasez de personal
Falta de oportunidades para crecer laboralmente
Entre otras
El agotamiento emocional se puede derivar y expresar en varios síntomas, entre los más comunes encontramos:
Cansancio físico y fatiga
Dificultades para conciliar el sueño
Pérdida del autocontrol, irritabilidad y signos de mal humor
Falta de motivación. El colaborador se vuelve operativo, siente la monotonía y no muestra interés por su vocación
Distanciamiento afectivo y rompimiento de relaciones interpersonales
Problemas de concentración y olvidos repentinos frente a tareas u obligaciones del día a día
Confusiones repentinas, la persona tiene dificultades para pensar y el razonamiento se hace más lento
AMED-L, firma mexicana al servicio del gremio de la salud, en su artículo: “7 consejos para evitar el desgaste emocional en los profesionales de la salud, recomienda aplicar las siguientes recomendaciones para reducir o enfrentar el agotamiento derivado de los puntos anteriormente mencionados… ¡Toma nota y aplícalo en tu cotidianidad!
Identifica los motivos generadores de estrés, encuentra su derivación y busca la mejor forma de solucionarlos o superarlos. Respira, tómate un tiempo e intenta tener la cabeza fría para tomar decisiones y ejecutar acciones asertivas según el contexto de cada situación.
Adoptar hábitos saludables es necesario para liberar cargas y tener un tiempo especial para ti. Haz ejercicio, lee un libro, realiza aquello que te despierta pasión y comparte espacios diferentes con tu familia o amigos, estas acciones permiten el descanso de la mente, revitalizan y te permiten recuperar energía.
Limita tu disponibilidad y di NO cuando sea necesario. En tiempo libre debes desconectarte de medios como el email, chats, dispositivos móviles y aquellos medios que puedan alterar tu tranquilidad y estado de descanso.
El descanso después de la jornada laboral es necesario para recuperar fuerzas y evitar afectaciones de salud. Aprovecha los tiempos libres y exige los días de vacaciones, es un tiempo que servirá para pensar en ti, planear hábitos beneficiosos y nivelar el estado emocional.
Es importante que al iniciar un cargo, una misión o algo relacionado con el trabajo, se definan estrategias de comunicación tanto con el equipo de trabajo como con el paciente, se tenga claridad o se límite el alcance del colaborador y, por último, que cada rol cumpla con sus funciones según lo demanda la ley.
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