Atender a pacientes en su fase final de vida es un desafío emocional y clínico para los profesionales de la salud. Estos pacientes y sus familias enfrentan situaciones extremadamente difíciles que requieren una atención sensible y compasiva. Además de brindar un cuidado médico adecuado, es esencial abordar las necesidades emocionales, sociales y espirituales de quienes están en esta fase.
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Este artículo explora estrategias clave para atender a pacientes en fase final de la vida de manera integral, promoviendo la calidad de vida y el bienestar en esta etapa tan delicada, teniendo en cuenta habilidades comunicativas para informar estos acontecimientos.
Importancia de atender asertivamente a estos pacientes
De acuerdo con el artículo de Ramírez-Ibáñez MT, Ramírez-de la Roche OF: “Cómo comunicar malas noticias en la práctica médica”, una mala noticia se define como aquella que altera o cambia la perspectiva del paciente y su familia.
Por su parte, Herrera et al (2014), señala que dar una mala noticia al paciente o a su familia implica que se pueden destruir las esperanzas, los sueños, el estilo de vida y la proyección hacia un futuro, razón por la cual, el médico debe contar con altos niveles de comunicación asertiva tanto de manera verbal como no verbal para comunicar de la manera más tranquila posible.
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¿Por qué es clave aprender a comunicar malas noticias?
Según el artículo: “Comunicación de malas noticias: perspectivas desde la anestesiología'', publicado por la revista Chilena de Anestesia, para llevar a cabo este proceso comunicativo se requiere adquirir conocimientos, habilidades y actitudes, los cuales se van forjando mediante el estudio, la enseñanza y/o experiencia.
La adquisición de estas habilidades necesita la combinación de tres actos irremplazables: observar, estudiar y practicar. Todo empieza con saber afrontar la situación y dirigirse al paciente, demostrando seguridad, confianza y el deseo de apoyar al afectado de forma incondicional.
Así mismo, es importante mencionar que las habilidades comunicativas son un complemento en las habilidades científico-técnicas del profesional médico, pero apropiarlas durante su experiencia garantizará los siguientes beneficios:
Evitar manifestaciones que puedan ser malinterpretadas o que expresen incomprensión, indiferencia, juzgamiento o subestimación.
La relación médico-paciente, si está fortalecida, puede influir en los resultados esperados en la salud física, mental, funcional y subjetiva de quien recibe la atención en salud.
Aspectos para atender a pacientes en su fase de final de vida
Una comunicación abierta y empática es el primer pilar en la atención de pacientes en su fase final de vida. Los profesionales de la salud deben fomentar un ambiente donde los pacientes se sientan cómodos compartiendo sus preocupaciones y emociones. Escuchar activamente, hacer preguntas abiertas y mostrar empatía son habilidades cruciales. Además, es importante ser honesto pero delicado al discutir pronósticos y opciones de tratamiento, permitiendo que los pacientes tomen decisiones informadas.
El control del dolor y los síntomas es fundamental para mejorar la calidad de vida de los pacientes en su fase final de vida. Esto implica una evaluación cuidadosa y un manejo efectivo del dolor, la disnea, la fatiga y otros síntomas relacionados con la enfermedad. La medicina paliativa y el uso de analgésicos son herramientas valiosas en este aspecto. El objetivo es proporcionar alivio y comodidad, permitiendo que los pacientes disfruten de sus últimos días con la mayor dignidad posible.
El apoyo psicológico y social es esencial tanto para los pacientes como para sus familias. Los pacientes pueden experimentar ansiedad, depresión y miedo a lo desconocido. Los profesionales de la salud deben proporcionar recursos para el asesoramiento y el apoyo emocional. Además, conectar a los pacientes con grupos de apoyo y servicios sociales puede ayudar a abordar las preocupaciones financieras y logísticas que pueden surgir.
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Comparte responsabilidades con el paciente y su familia
Atender a pacientes en su fase de final de vida requiere un enfoque integral que aborde no solo las necesidades médicas, sino también las emocionales, sociales y espirituales. Al proporcionar un cuidado compasivo y centrado en el paciente, los profesionales de la salud pueden ayudar a mejorar la calidad de vida de quienes enfrentan esta etapa y brindar apoyo a sus seres queridos en este difícil viaje hacia el final de la vida.
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