Por el ejercicio médico pueden generarse procesos judiciales o administrativos de responsabilidad que, en su mayoría, buscan el resarcimiento económico por presuntos perjuicios causados al paciente o a sus familiares, pero también pueden generar sanciones para los profesionales de la salud si su actuar va en contravía de las normas que rigen dicha práctica o si se comprueba la posible comisión de un delito.
A pesar de esta situación, en la S.C.A.R.E. y FEPASDE queremos brindarle un parte de calma al gremio, ya que la existencia de un proceso no implica necesariamente una condena en contra del profesional o la imposibilidad de reducir los riesgos de su ocurrencia.
Es por este motivo que, en esta ocasión, daremos a conocer algunas posibles causas que conllevan a demandas en el sector y los consejos respectivos que permitirán enfrentarlos con efectividad.
La demanda es el acto procesal de una de las partes para iniciar procesos civiles y contencioso administrativos, los cuales buscan pago o indemnización de presuntos perjuicios causados a los demandantes por los hechos objeto de discusión que, en este caso, corresponden a la atención de pacientes en el ejercicio de la medicina.
En el documento de demanda se consagran:
Los hechos que dan origen al proceso
La identificación de las personas que van a participar en el trámite
Las pretensiones o solicitudes que hacen esas personas en sumas de dinero tasadas de acuerdo con los daños que se reclaman
Los fundamentos de derecho en los que se basan esas solicitudes
Otros requisitos formales que debe contener este escrito
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Los pacientes pueden presentar demandas gracias a la posibilidad que tienen para acceder a la administración de justicia del país por diversas razones:
Una de las principales causas generadoras de demandas se relaciona con la ausencia de consentimiento informado y la concreción del riesgo que no fue informado a través del mismo. Recuerda que este deber se encuentra en cabeza del profesional del acto médico, paramédico o extramédico, permitiendo que se respete la autonomía del paciente quien, teniendo la información suficiente, clara y oportuna, pondera el estado de su enfermedad, las alternativas terapéuticas, procedimientos, riesgos, beneficios y demás factores para consentir o rechazar la atención, decisión que corresponde enteramente al paciente y no se puede suplantar.
Resulta importante tener claro que un consentimiento otorgado correctamente permite, en caso que se concrete un riesgo inherente al procedimiento, no tener que responder por su ocurrencia, es decir, no ser responsable del mismo.
Las deficiencias en el diligenciamiento de la historia clínica abren un margen de interpretación para juzgar la atención brindada por los médicos. Dicho documento constituye una de las pruebas principales para sustentar la defensa, motivo por el cual, de no encontrar respaldo en la misma, se dificultará ejecutar una estrategia procesal y podrá incluso derivar en una condena. Por lo anterior, se debe realizar su diligenciamiento personalmente, nunca lo debes delegar, hazlo de forma clara, sin tachones, enmendaduras, en forma secuencial, sin abreviaciones y anotando todos los datos relacionados con la atención brindada.
Los errores en el diagnóstico generan, como es lógico, que el resto de la atención en salud se aparte de las necesidades y el estado del paciente. En numerosas ocasiones se evidencian casos de usuarios que son dados de alta con un tratamiento básico para sus síntomas, pero ingresan nuevamente al cabo de horas con un cuadro complejo y un estado de salud deteriorado, lo que puede desembocar en consecuencias mortales; por ello te recomendamos enfáticamente:
Es clave agregar que en algunos casos se ha descartado la responsabilidad de médicos por considerar que la verdadera causa del error de diagnóstico proviene de la anatomía del paciente, derivando en causales que exoneran al profesional, como lo es la fuerza mayor. Las Altas Cortes manifiestan que los profesionales no serán responsables de aquellos riesgos de imposible o difícil previsión al prescribir o efectuar un tratamiento y/o procedimiento médico.
Otra causa de demandas proviene de la realización de prácticas prohibidas por la misma norma, específicamente relacionadas con el abandono del paciente y la realización de procedimientos de anestesia simultánea. Lastimosamente se afirma que, a pesar de que estas prácticas se encuentran proscritas por el ordenamiento, existe un número importante de casos donde se interrumpe el seguimiento y monitoreo del paciente.
Específicamente frente a la anestesia simultánea no se puede perder de vista que los fármacos usados para la anestesia generan efectos adversos como complicaciones cardiovasculares y respiratorias que derivan incluso en el fallecimiento del paciente, por lo anterior, se sugiere abstenerse por completo a esta práctica y asegurarse que lo misma no ocurra en el equipo de trabajo, toda vez que su omisión puede dar lugar a responsabilidad.
El uso de técnicas no avaladas por la comunidad médica también puede generar responsabilidad. Es debido recordar que, en caso de la utilización de tratamientos experimentales, se aumenta la exigencia del consentimiento informado que debe contener todos los aspectos relevantes de la atención, las advertencias sobre la falta de evidencia del tratamiento y los resultados esperados.
Para prevenir procesos de responsabilidad te recomendamos:
Realizar los procedimientos con diligencia
Ser claro al momento de comunicarse con el equipo de trabajo y paciente
Indagar en las circunstancias que rodean el caso en concreto y buscar un segundo concepto de colegas en caso de presentar dudas
Así mismo, recordamos que, en caso de ser notificado sobre la existencia de un posible proceso en tu contra, deberás contactarnos cuanto antes para que nuestros expertos cuenten con todas las oportunidades para ejercer la debida defensa.
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