El impacto del trauma en profesionales de la salud: cómo manejar y superar experiencias difíciles

La televisión y el cine suman varias décadas haciendo retratos de la práctica médica tras bastidores. Más allá de nuestras experiencias personales en una sala de urgencias o en consulta con algún especialista, series como ER, Anatomía de Grey o New Amsterdam y películas como Patch Adams o City of Angels, nos han permitido echar un vistazo a lo que la mayoría de los pacientes ignora: los grandes desafíos que vive el personal de salud desde una mirada humana. Y algo muy valioso que estas historias han logrado poner sobre la mesa es un tema que aún es tabú, pero que es central para una práctica exitosa: el trauma en profesionales de salud. 

Hagamos a continuación un repaso sobre los desafíos en salud mental en facultativos y personal de enfermería, sobre todo en lo concerniente a las experiencias difíciles y al trauma. ¿Por qué se presentan?, ¿cómo abordarlo?, ¿qué tan recurrente son?, ¿quién cuida a quienes nos cuidan?

El trauma en profesionales de la salud: ¿de qué estamos hablando?

La pandemia de covid-19, que comenzó hace ya cuatro años, fue un disparador para hablar abiertamente de salud mental en el personal médico. No obstante, los desafíos que vive el Talento Humano en Salud (THS) en esta área son tan antiguos como la profesión misma. 

Extenuantes jornadas laborales, intensidad de la carga de trabajo, horarios de sueño irregulares, riesgo de exposición a enfermedades, exposición prolongada al sufrimiento humano y a la muerte, y la menuda responsabilidad de tener en sus manos la vida de otras personas son causas suficientes para que el personal médico, de enfermería y relacionados, sufra con alta prevalencia de trastornos como estrés, ansiedad e ideas suicidas. Mucho de esto deja una huella imborrable en la psiquis del personal médico. 

El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos publica en su página web datos como estos (estudios de 2021 en EE. UU.): 

• 93 % del THS reportó estrés y sobrecarga laboral.
• 82 % reportó agotamiento físico y mental.
• 45 % reportó que no recibía suficiente apoyo emocional (personal de enfermería).
• 22 % del THS fue diagnosticado con depresión, ansiedad y trastorno por estrés postraumático moderados.
• 13 % tuvo pensamientos suicidas.

De hecho, el National Institute for Health Care Management En Estados Unidos revela una estadística mucho más cruda que pone de relieve el impacto del trauma en los profesionales de salud: su riesgo de suicidio es dos veces mayor que el de la media general.

Evidentemente, los datos varían de país a país, pero estas estadísticas son una buena guía para comprender que atender al THS es vital para que este pueda cumplir con una práctica médica eficiente. En pocas palabras: la salud del personal médico es la salud de sus pacientes. ¿Qué hacer?

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Síntomas de que puede estarse en presencia de un trauma

En su artículo Superación del trauma en el personal sanitario tras la pandemia, el doctor Jorge Bueno Gil enumera algunos signos que, más allá de la coyuntura del covid-19, pueden aplicarse como alertas ante la posible presencia de dificultades adaptativas y trauma en el personal de salud. 

Estos son:

• Pesadillas recurrentes.
• Sensación corporal de desasosiego.
• Alta recurrencia de pensamientos intrusivos y desreguladores.
• Conductas disfuncionales como el shock, el pánico y la negación de la realidad.

Dice el autor que mayormente estas respuestas no se presentan de forma inmediata sino progresivamente y en momentos de descanso. También indica que su intensidad y duración en el tiempo estarán determinadas por los espacios de autocuidado y gestión emocional de experiencia a los que haya tenido acceso la persona.

Salud mental THS: Estrategias de manejo y superación del trauma en el personal sanitario

Para enfrentar el impacto psicológico y emocional que experimentan los profesionales de la salud, es crucial adoptar un enfoque multifacético que involucre el autocuidado, la búsqueda de ayuda profesional y el apoyo a nivel colectivo. 

El objetivo no es solamente paliar los primeros síntomas, sino también evitar patologías a largo plazo. Veamos:

Prácticas de autocuidado

• Hábitos de vida saludables: incorporar rutinas que incluyan meditación, yoga, o ejercicios de respiración puede ser de gran ayuda para gestionar el estrés. El bienestar físico, a través del ejercicio regular, una alimentación equilibrada y un descanso adecuado siempre que sean posibles, son prácticas que juegan un papel crucial, sobre todo cuando como THS se está permanentemente expuesto a situaciones potencialmente traumáticas.
• Tiempo para pasiones y hobbies: dedicar tiempo a actividades que generen satisfacción y alegría fuera del ambiente laboral es esencial para mantener un equilibrio emocional y reducir el riesgo de burnout.
• Fortalecimiento de redes: construir y mantener una red de apoyo tanto dentro como fuera del entorno laboral es crucial. Tener colegas, amigos y familiares con quienes hablar abierta y sinceramente puede proporcionar un gran alivio emocional y contribuir a una sensación de comunidad y comprensión, especialmente en la exigente vida laboral de los profesionales de salud, y sobre todo cuando estos están en las etapas iniciales de su carrera.
  

Ayuda profesional

• Consultar con profesionales de la salud mental: reconocer la necesidad de asistencia y buscarla activamente es un paso valiente hacia la recuperación y el manejo del trauma. Terapias de carácter cognitivo o la EMDR (reprocesamiento y desensibilización a través del movimiento ocular, por sus siglas en inglés) pueden ofrecer herramientas efectivas para enfrentar el estrés postraumático.

• Asistir a grupos de apoyo y espacios seguros: gremios, organizaciones y gobiernos ofrecen programas para asisitir al THS ante sus desafíos de salud mental. Informarse y asistir puede ser de gran ayuda. Conocer a colegas que pasan por la misma situación o apuntarse en iniciativas de acompañamiento puede significar el primer paso hacia el manejo y superación del trauma.

Estrategias a nivel colectivo

• Sociedad: promover una cultura de apoyo y entendimiento hacia los desafíos mentales y emocionales que enfrentan los profesionales de la salud. Esto incluye la reducción del estigma asociado a la búsqueda de ayuda psicológica.
• Organizaciones de salud, gremios y academia: implementar iniciativas que aseguren el acceso a servicios de salud mental al personal de salud, crear espacios de diálogo y grupos de apoyo, desarrollar programas de bienestar específicos para sus empleados y fomentar el autocuidado a través de campañas informativas, currículo académico. También promover las soluciones tecnológicas que puedan apoyar la práctica médica.
• Gobiernos: elaborar políticas públicas que reconozcan y aborden las necesidades de salud mental de los profesionales sanitarios, incluyendo la financiación de programas de apoyo, capacitaciones en manejo del estrés y resiliencia, y la implementación de leyes que promuevan entornos de trabajo saludables.

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