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La Organización Panamericana de la Salud (OPS) advierte que el cambio climático es “la mayor amenaza de salud mundial en el siglo XXI". No es un problema lejano, ya está sucediendo y tiene un impacto directo (olas de calor, sequía, tormentas) e indirecto (enfermedades sensibles a los efectos del clima y otras condiciones médicas) en la salud de las personas en todo el planeta.

Esta grave situación ha llevado a la OPS y la Organización Mundial de la Salud (OMS) a buscar diferentes roles para que el personal sanitario participe activamente en la solución de esta problemática global. Sus propuestas van desde reducir la huella de carbono del sector sanitario hasta medidas más individuales como la educación y la implementación de medidas de adaptación en la atención médica. 

Veámoslos más a fondo.

 

El rol principal del personal de la salud en el cambio climático y cómo ejercerlo 

 

Mitigar los impactos del cambio climático puede ser posible desde diferentes enfoques. En su libro Cambio Climático para Profesionales de la Salud, la OPS sugiere educar a grupos de riesgo, hacer vigilancia epidemiológica y otros factores clave que parten de dos aspectos fundamentales: el conocimiento del personal sanitario sobre el impacto del cambio climático en el paciente (incluyendo en casi todos los aparatos y sistemas de su cuerpo) y su capacidad para reconocerlo en la práctica diaria. 

Logrando ambas cosas se podría mejorar la seguridad y la atención del paciente, así como los cuidados, el seguimiento y la vigilancia de condiciones médicas que podrían ser sensibles o exacerbarse por los efectos del clima. Por eso, decimos que el rol principal del personal de la salud en el cambio climático es: informarse y cuidar, como siempre ha sido. 

El conocimiento sumado a la preparación también fortalecerá la capacidad de los sistemas de salud para “prever y prepararse mejor a fin de prestar servicios de salud de alta calidad de manera continua en un mundo con un clima en rápido cambio”, como cita la OPS en el mencionado libro. 

 

 

Por tanto, para ejercer este rol, el personal de la salud debe: 

  • Identificar las afecciones médicas atribuibles al cambio climático.
  • Considerar los efectos secundarios de los medicamentos que pueden agravar las afecciones atribuidas al cambio climático, la deshidratación o las enfermedades respiratorias, y ajustar los cuidados en consecuencia. 
  • Mantenerse informado sobre las alertas tempranas de fenómenos meteorológicos extremos y brotes de enfermedades sensibles al clima.
  • Implementar planes de contingencia para garantizar la continuidad de los servicios de salud en caso de emergencias.
  • Educar a las personas sobre los riesgos del cambio climático para la salud y cómo protegerse.
  • Prestar especial atención a grupos vulnerables como adultos mayores, niños, personas con enfermedades crónicas, poblaciones de bajos ingresos o comunidades indígenas. 

 

Otros roles del personal de la salud en el cambio climático

 

Conociendo los datos y la información confiable sobre la sensibilidad del cuerpo humano al cambio climático y de las medidas de intervención más adecuadas, los profesionales de la salud podrán desempeñar roles más integrales para ayudar con el problema.

Algunos de los que establece la OPS y la OMS son: 

  • Monitorear de cerca las enfermedades sensibles al clima, como enfermedades transmitidas por vectores (dengue, malaria), enfermedades transmisibles (leptospirosis), enfermedades relacionadas con el calor, asma, cáncer de piel, enfermedades renales crónicas, etc.
  • Desarrollar alertas para fenómenos meteorológicos extremos y brotes de enfermedades.
  • Determinar qué poblaciones son más vulnerables a los efectos del cambio climático en la salud.
  • Informar a la población, especialmente a los grupos de mayor riesgo, sobre los peligros del cambio climático para la salud y cómo protegerse.
  • Monitorear la salud física y mental de las poblaciones afectadas antes, durante y después de eventos climáticos extremos.
  • Asegurar el acceso a atención médica de calidad para las poblaciones afectadas, incluyendo el seguimiento de la salud física y mental.
  • Apoyar investigaciones que ayuden a comprender mejor los impactos del cambio climático en la salud y a desarrollar medidas preventivas más efectivas.
  • Instar a las autoridades a implementar medidas para reducir los riesgos del cambio climático, como la reforestación urbana, la protección de las zonas costeras y la regulación de las zonas inundables.
  • Trabajar con las autoridades para mejorar la respuesta a eventos climáticos extremos y garantizar la atención médica durante y después de desastres.
  • Promover el uso de productos reutilizables y desechables biodegradables. Igualmente, donar o vender equipos médicos y suministros que aún funcionen en lugar de tirarlos.
  • Implementar prácticas de compra sostenibles para reducir el uso de envases y materiales innecesarios.

 

¿Y cuál es el deber de las autoridades de la salud? Hablemos de políticas públicas en la crisis climática 

 

Por supuesto, no todo es trabajo de hormiga. Preparar al personal sanitario para el cambio climático requiere una acción transversal impulsada por acciones políticas con más aplomo. Estas deben abarcar desde la adaptación de la infraestructura hasta la gestión de recursos y la reducción de la huella ambiental. 

 

Si se implementan estas medidas, los sistemas de salud pueden garantizar la continuidad de la atención médica de calidad, incluso en un contexto de cambio climático cada vez más desafiante.

Algunas de las políticas públicas que apoya la OPS son: 

  • Adaptar los servicios de salud a un clima con temperaturas más altas: esto incluye garantizar una ventilación adecuada en hospitales y centros de salud, establecer protocolos para la atención de pacientes con enfermedades relacionadas con el calor y capacitar al personal sanitario sobre los riesgos del calor y su manejo.
  • Desarrollar planes específicos para mantener operativos los servicios de salud durante eventos climáticos extremos, con especial atención a grupos vulnerables como ancianos, niños y personas con enfermedades crónicas.
  • Preparar adecuadamente los hospitales o centros de salud para responder a un aumento en la demanda de servicios, esto incluye la disponibilidad de personal, la capacidad de las salas de urgencia, la operatividad general y acceso a medicamentos.
  • Mejorar las prácticas en hospitales y clínicas para minimizar su impacto ambiental, optimizando el uso de energía, transporte, alimentación, reciclaje y gestión de recursos.
  • Implementar medidas como el uso de vehículos eléctricos y el carpooling para reducir la huella de carbono del sector salud. 
  • Llevar a cabo evaluaciones energéticas para identificar áreas de consumo excesivo y oportunidades de ahorro.
  • Impulsar la adopción de energías renovables.
  • Reducir la dependencia de combustibles fósiles.
  • Ahorrar agua en grifos e inodoros instalando equipos eficientes que eviten la fuga de este recurso. Asimismo, realizar el debido mantenimiento preventivo. 
  • Eliminar el uso de agua en refrigeración y sellado de bombas de vacío.
  • Modernizar los equipos radiológicos.

 

Cuando se trata de seguridad médica, pensamos en ti 

 

En la Sociedad Colombiana de Anestesiólogos y Reanimación (S.C.A.R.E) y el Fondo Especial para Auxilio Solidario de Demandas (FEPASDE) nunca subestimamos el aporte que cada uno de nosotros puede hacer para apoyar el bienestar de los colombianos y del sector salud en todo el país. 

Por eso, tenemos más de 30 años acompañando a los profesionales sanitarios para que puedan seguir ofreciendo cuidados de primera calidad a sus pacientes.

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Tags: Consulta General, Talento Humano en Salud

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