La cirugía, sea cual sea, es uno de los eventos más críticos de la práctica médica. La confianza que el paciente pone en manos del equipo de profesionales que le atiende es total, y honrarla implica no solo solucionar la patología que lo aqueja a través del acto quirúrgico, sino brindar una experiencia integral satisfactoria cuyo objetivo primordial es la recuperación y el bienestar.
Para coadyuvar en este proceso, dos enfoques con nuevas perspectivas cobran importancia: la educación perioperatoria —que pone al paciente en el centro de su proceso, manteniéndolo informado y al tanto de cada etapa—; y las estrategias innovadoras para manejo del dolor postoperatorio. Echemos un vistazo a ambos elementos.
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Educación perioperatoria: en qué consiste este modelo
El modelo perioperatorio se refiere al cuidado integral y continuo que se proporciona a los pacientes durante las tres fases de la cirugía: preoperatoria, intraoperatoria y postoperatoria. Este modelo está diseñado para mejorar los resultados del paciente al asegurar una atención coordinada y de alta calidad a lo largo de todo el proceso quirúrgico.
¿Qué implica cada fase?
- Fase preoperatoria: Incluye la preparación del paciente para la cirugía, evaluaciones médicas previas, educación del paciente sobre el procedimiento y establecimiento de expectativas.
- Fase intraoperatoria: Es el período durante el cual se realiza la cirugía. Incluye la administración de anestesia, el acto quirúrgico en sí y el monitoreo constante del paciente.
- Fase postoperatoria: Comprende la recuperación inmediata tras la cirugía y el seguimiento a mediano y largo plazo, incluyendo manejo del dolor, prevención de complicaciones y rehabilitación.
Este modelo busca optimizar la seguridad del paciente, minimizar los riesgos y acelerar la recuperación mediante una gestión cuidadosa y proactiva en cada etapa del proceso.
La educación perioperatoria es un componente esencial del cuidado de los pacientes que van a someterse a procedimientos quirúrgicos. Involucra informar y preparar a los pacientes antes, durante y después de la cirugía. El objetivo principal es asegurar que los pacientes estén bien informados sobre el procedimiento que van a enfrentar, comprendan los cuidados que requerirán después de la operación y estén conscientes de los posibles riesgos y beneficios del mismo.
El propósito de la educación perioperatoria es reducir la ansiedad del paciente, mejorar la cooperación, promover la recuperación y, en última instancia, aumentar su satisfacción con el proceso de atención médica. También es fundamental para fomentar una recuperación más rápida y eficiente, minimizando los riesgos de complicaciones postoperatorias.
Algunos aspectos clave:
- Preparación preoperatoria: Educar a los pacientes sobre qué esperar antes de la cirugía, incluyendo ayuno, medicaciones prequirúrgicas y preparaciones específicas del área quirúrgica.
- Cuidado Intraoperatorio: Informar sobre lo que sucederá durante la operación, cómo se realizará el monitoreo y qué tipo de anestesia se utilizará.
- Manejo Postoperatorio: Proporcionar información sobre el cuidado postquirúrgico, manejo del dolor, signos de complicaciones, rehabilitación y citas de seguimiento.
Manejo innovador del dolor postoperatorio: nuevos panoramas
El manejo del dolor postoperatorio es un aspecto crucial en la recuperación del paciente, especialmente después de intervenciones quirúrgicas complejas. Tradicionalmente, se han utilizado analgésicos opioides, pero su uso conlleva riesgos como efectos secundarios y potencial de adicción.
Frente a esto, las técnicas de manejo del dolor innovadoras y multimodales están ganando terreno por sus beneficios en la reducción de complicaciones y en la mejora de la recuperación funcional, alineándose con los principios de la medicina perioperatoria moderna que busca una atención más efectiva, segura y centrada en el paciente.
Algunas son:
- Analgesia multimodal: Utiliza una combinación de fármacos y técnicas para lograr un control efectivo del dolor con menores efectos secundarios. Incluye opioides, antiinflamatorios no esteroideos (AINE), y paracetamol, administrados en conjunto para potenciar su efecto analgésico y minimizar las dosis de cada uno.
- Anestesia Controlada por el Paciente (ACP): Permite que el paciente administre su analgesia según la necesidad, lo cual ofrece un control más personalizado y frecuentemente más satisfactorio del dolor.
- Analgesia epidural y regional: Técnicas como la epidural y los bloqueos nerviosos no solo proporcionan alivio del dolor, sino que también pueden reducir la morbilidad postoperatoria. Estas técnicas son particularmente útiles en cirugías de abdomen y extremidades.
- Técnicas de infiltración parietal: Involucran la administración de anestésicos locales en la pared abdominal, lo que puede ser efectivo para procedimientos menores, ayudando a reducir el consumo de opioides y acelerar la recuperación.
- Uso de tecnologías emergentes: Dispositivos como el sistema transdérmico de fentanilo iontoforético ofrecen nuevas formas de administración de analgésicos, permitiendo un control más constante del dolor sin las desventajas de las inyecciones intravenosas.
- Uso de terapias alternativas: En cirugías de menor complejidad, una opción menos invasiva pero igualmente válida son las terapias alternativas como la acupuntura y la meditación, que dan alivio a dolores localizados de baja intensidad.
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Objetivos del manejo innovador del dolor
- Minimizar los efectos secundarios asociados con tratamientos tradicionales.
- Facilitar una recuperación funcional más rápida del paciente, permitiendo una movilización temprana y reduciendo la estancia hospitalaria.
- Prevenir el desarrollo de dolor crónico posquirúrgico, un problema significativo que deteriora la calidad de vida de los pacientes a largo plazo.
Importancia de la personalización del plan de cuidados
Hablar de educación perioperatoria y de formas innovadoras del manejo del dolor postoperatorio conlleva necesariamente a una síntesis que abarca ambas y ayuda a optimizar la experiencia quirúrgica: el plan de cuidados personalizado. ¿En qué consiste?
Este enfoque cooperativo no solo aumenta la satisfacción del paciente sino que también mejora los resultados de la cirugía al adaptar el plan a las necesidades y preferencias individuales del paciente. Esto implica:
Participación activa del paciente
Implicar al paciente en la planificación y toma de decisiones asegura que sus preocupaciones, expectativas y preferencias sean consideradas. Esto incluye discusiones detalladas sobre las opciones de manejo del dolor postoperatorio, los pasos del procedimiento quirúrgico, y las estrategias de rehabilitación. El objetivo es empoderar al paciente, proporcionándole el conocimiento necesario para gestionar su recuperación de manera proactiva.
Educación adaptada
Proporcionar educación personalizada sobre el proceso quirúrgico y postquirúrgico en un lenguaje claro y accesible es clave. Esto debe ajustarse al nivel de comprensión del paciente y a su situación particular, lo que puede incluir la utilización de materiales educativos, como folletos o videos, que el paciente pueda revisar a su propio ritmo y discutir con el equipo de salud.
Estrategias de manejo del dolor personalizadas
Desarrollar un plan de manejo del dolor que se ajuste a las necesidades específicas del paciente es vital. Esto puede incluir la elección de técnicas específicas de analgesia, como la analgesia multimodal o la anestesia regional, basándose en las preferencias del paciente y en su historial médico. Es vital mantener una comunicación abierta para ajustar el plan basado en la efectividad del dolor y la respuesta del paciente a los tratamientos.
Seguimiento y ajustes continuos
El plan de cuidados debe ser flexible y dinámico para adaptarse a la evolución del paciente. Las revisiones regulares del plan permiten hacer ajustes basados en el progreso del paciente y en su feedback continuo. Este seguimiento colaborativo ayuda a identificar rápidamente cualquier desviación en la recuperación y permite intervenir de manera oportuna para optimizar los resultados.
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